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JUAN GUSTAVO COBO BORDA
El placer de devorar libros
Las paredes de la casa de Juan Gustavo Cobo Borda son invisibles. Cada metro cuadrado y cada rincón están cubiertos de libros: los grandes compañeros de este poeta, ensayista, crítico, periodista, diplomático y gestor cultural colombiano.
Los primeros textos que leyó pertenecían a la biblioteca de su padre, un excombatiente de la guerra civil española, que atesoraba libros sobre piratas, guerras e historia, que le fascinaron. Con el humor negro que lo caracteriza, Juan Gustavo Cobo Borda comenta, que su colegio, el Liceo de Cervantes, también ayudó a formar su apetito por la lectura: “como fui fatal para matemáticas, física, química, conducta, gimnasia y moral, los curas decidieron que yo los ayudaría a buscar los libros que harían parte de la biblioteca del Cervantes”.
Juan Gustavo Cobo Borda inició las carreras de derecho, filosofía e idiomas pero no culminó ninguna. En su lugar, decidió adoptar, como alma máter, la emblemática librería Buchholz. Este edificio de seis pisos cautivó al poeta colombiano desde el primer momento no sólo por los volúmenes que encontraba, sino también por las interesantes tertulias que allí se desarrollaban. Personajes como el arquitecto Fernando Martínez Sanabria, el politólogo Mario Latorre y el escritor Álvaro Mutis, dictarían las cátedras más importantes de la vida de Cobo Borda.
“Mire Cobo, en vez de venir todos los días aquí y robarse los libros, mejor me reemplaza como gerente de la librería, aquí están las llaves”. Así describe Cobo Borda la forma como el también escritor Nicolás Suescún, le dejó a su cargo, en 1968, el amado palacio de libros que forjaría su carrera.
Sería también secretario de redacción y después director de la revista ECO y subdirector de la Biblioteca Nacional. Entre 1975 y hasta 1983 trabajó en el Instituto Colombiano de Cultura. En este dirigió y fundó, junto con Gloria Zea, directora de Colcultura, la revista Gaceta. También dirigió y editó 300 libros de colecciones tan importantes como la Colección popular, la Colección Autores Nacionales y la recordada Biblioteca Básica Colombiana.
Después comenzó su carrera diplomática, como tercer secretario de la embajada en Argentina. Se sentía tan feliz por la propuesta del presidente Belisario Betancur, de “cuidarle a Borges en Buenos Aires” que, de celebración en celebración, casi olvida posesionarse. Más tarde, fue segundo secretario en España y embajador en Grecia.
Juan Gustavo Cobo Borda es un hombre comprometido con la cultura, la literatura, el cine, las artes plásticas y la gastronomía. Un devorador de libros que continúa alimentando al mundo con literatura.
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