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Desde pequeña Gloria Castro se consagró a bailar. Su madre, amante del arte, le mostró la belleza del ballet. En Cali, tras comenzar con profesores particulares, se vinculó a la Escuela Departamental de Danza. Pero se convirtió en una gran profesional en Italia, Roma, Praga y Estados Unidos. Su paso por el Conservatorio de Praga y por los grupos de ballet de los teatros Massimo di Palermo y Arena di Verona, entre otros, le permitieron comprender que la danza requería disciplina, pasión y buena educación.

 

Al regresar a Colombia, luego de diez años, se encontró con un gran atraso en la formación de bailarines. En ese momento, se convenció de que la única forma para avanzar en el estudio del ballet era crear una escuela que resaltara la danza, dentro de un proceso educativo, y no como un hobby. Así, en 1978 fundó el Instituto Colombiano de Ballet (Incolballet).

 

Hoy, cuando han pasado más de 35 años, Gloria Castro cree en su obra como una opción de vida. Como fundadora, directora y maestra, ha jugado un importante rol en la cultura del país. Gracias a ella, jóvenes provenientes de los estratos más bajos descubrieron su interés por la danza y hoy son bailarines profesionales de compañías internacionales. No solo ha aportado a la sociedad vallecaucana al formar nuevos talentos y públicos, sino al mejorar la calidad de vida a través del arte.

 

También ha contribuido al desarrollo de manifestaciones culturales como el Festival Internacional de Ballet de Cali y la Compañía Colombiana de Ballet, donde se consolida un grupo profesional de bailarines con un excelente y amplio repertorio de obras.

 

Más allá de los aplausos merecidos a lo largo de su vida, Gloria Castro trabaja arduamente para mantener a flote un modelo pionero en la enseñanza y la expresión cultural. Es una luchadora y como tal no va a descansar hasta no ver que sus estudiantes cumplan sus sueños. Ésta, definitivamente, es la obra de su vida. Por eso, es una de las postuladas al Premio Tributo Semana Royal Salute 2014.