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BEATRIZ FERNÁNDEZ

 

El negocio del amor

Beatriz Fernández es una mujer espiritual, practicante de la ley del amor, que solo busca generar bienestar a quienes la rodean, por el fin único de compartir. Fundó, junto a su esposo, Eduardo Macia, una empresa que a punta de Crepes & Waffles, está presente en nueve países y es una de las más prósperas de Colombia.

 

“Sentirme bien, hacer el bien y hacerlo bien”, es su filosofía de trabajo y la pone en práctica desde hace 30 años, cuando creó un restaurante que se convirtió en una gran empresa que emplea a más de 4.000 personas. Desde el comienzo, Beatriz Fernández era consciente de que su proyecto debía ser más que un buen negocio. Debía responder a las necesidades de la gente que trabajaba en él.

 

Su visión y compromiso con los demás le imprimieron a su empresa, compuesta en un 90 por ciento por mujeres, que en su mayoría son cabeza de familia, un fuerte sentido de responsabilidad social. Los empleados gozan de servicio privado de salud, adicional a su EPS. También pueden acceder a un plan de vivienda social, impulsado por la empresa y, además, cuentan con la Academia de las Artes S.E.R, un espacio para que se desarrollen a través de cultura.

 

Beatriz Fernández y Crepes & Waffles, rompen esquemas. Cuando era estudiante de administración de empresas en el Cesa, ella decidió emprender la aventura de tener su propio negocio. En medio de la crisis financiera de su padre, un importador de delicatessen, quien se encargó de llenar la vida de su hija de sabores exóticos y optimismo, Beatriz Fernández decidió emprender su viaje. La familia de su socio y novio, en ese tiempo, Eduardo Macia, también pasaba por momentos difíciles. Pero como decía su padre: “bienvenidos los problemas, si no existieran no tendríamos cómo probarnos”. Decidieron apostar el todo por el todo y creer, fielmente, en lo que eran capaces de hacer.

 

Muchos no dudaron en decirle que su pequeño restaurante ubicado en la calle 85 con carrera 11 no duraría, algunos pusieron fecha de vencimiento a su proyecto. Menospreciaron la labor de Beatriz Fernández al decirle que era triste que, después de cuatro años y medio de carrera, se dedicara a vender detrás de un mostrador. Ella recuerda esos momentos con alegría y agradecimiento porque le permitieron creer que, contra todo pronóstico, podía lograrlo.

 

El éxito del negocio no significó el fin de los prejuicios, críticas y esquemas a los que Beatriz Fernández se enfrentó. “Me miraban como si fuera un bicho raro cuando hablaba de amor. Hace años no era común hablar del amor en un espacio en el que se discutía cómo medir los resultados económicos”, comenta. Sin embargo, la empresa demuestra que el éxito no son solo los números, sino también los trabajadores, quienes, motivados, respetados y valorados, ponen más empeño en su trabajo y, en consecuencia, la empresa crece.

 

Sobre sus planes a futuro, Beatriz Fernández comenta: “Me encanta caminar mientras siembro y elijo. Es necesario tener previsión porque nosotros concebimos esto, no como un negocio, sino como una empresa, por eso que debe mirarse a largo plazo. Pero para mí, planear el futuro es construir en el presente”.

PROHIBASE EL EXPENDIO DE BEBIDAS EMBRIAGANTES A MENORES DE EDAD. EL EXCESO DE ALCOHOL ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD. SI TOMAS NO MANEJES.