En 2001 se creó el Banco Arquidiocesano de Alimentos de Bogotá, una fundación que recolecta, selecciona y distribuye alimentos donados por la sociedad y el empresariado, para entregarlo a fundaciones que trabajan en beneficio de la población más necesitada.

La fundación nació como repuesta del cardenal Pedro Rubiano Sáenz, al llamado del papa Juan Pablo II de ayudar, en un compartir fraterno, a los necesitados. Encontró el apoyo de la Unión de Empresarios Cristianos, UNIAPAC; los representantes de la arquidiócesis y de la empresa privada. Estos grupos donaron un capital semilla para poner en marcha el proyecto.

Para cumplir la misión de alimentar a quienes lo necesitan, el Banco articula tres actores fundamentales. Por un lado los empresarios y personas de buena voluntad, quienes donan alimentos o dinero para comprarlos. Actualmente, el Banco recibe ayuda de 350 donantes y asume la tarea de seleccionar los víveres, adecuarlos y distribuirlos entre las organizaciones sin ánimo de lucro, vinculadas a la fundación.

“En un principio queríamos salvar comida, para que lo que no se podía vender, llegara a los que no podían comprar. Después nos dimos cuenta que no se podía dar solo comida, había que alimentar y nutrir”, dice el padre Daniel Saldarriaga Molina, director ejecutivo del Banco. La fundación decidió involucrar en su plan a la academia, el segundo brazo de esta lucha contra el hambre. Las universidades, cumplen la misión de invitar a los estudiantes a realizar sus prácticas laborales con las fundaciones que reciben la ayuda del Banco. El trabajo de los universitarios busca mejorar la operación de las organizaciones vinculadas que, como consecuencia, fortalecen su labor, ofrecen un mejor servicio y multiplican sus capacidades. En 2014, el Banco ha realizado convenios con 28 universidades y más de 1.400 estudiantes han puesto sus capacidades y conocimiento, al servicio de los demás.

Por último, el Banco trabaja con organizaciones sin ánimo de lucro. Estas fundaciones reciben la ayuda del Banco y se encargan de hacer llegar el alimento a la población en vulnerabilidad alimentaria. Al Banco se encuentran vinculadas 843 organizaciones, a las que hace un seguimiento de control y formación, para asegurar que el producto no entre de nuevo en la cadena comercial, sea tratado en condiciones sanitarias óptimas y llegue a quienes lo necesitan.

El Banco defiende la idea de entregar ayuda a las fundaciones bajo la filosofía de la economía de comunión. “A las instituciones les cobramos el 10 por ciento del precio de los productos que nos regalan, un valor que llamamos aporte solidario. Y los productos que compramos - pues el Banco compra la mitad de los que reparte- los entregamos muy por debajo del valor del mercado”, afirma el padre Daniel Saldarriaga. Lo anterior, con el fin de que estas instituciones valoren y no den por sentado que recibirán los alimentos que se les entrega.

Desde sus inicios, el Banco le ha aportado seguridad alimentaria a más de 120 mil personas y entregado más de 111 mil toneladas de comida, cifra equivalente a 4.000 tractomulas repletas de alimentos. La meta para 2021 es beneficiar a 500 mil personas en Bogotá y los municipios aledaños.

En 1982, un grupo de feministas llamado Mujeres en la lucha creó la Casa de la mujer, con el fin de trabajar por los derechos de su género. “Somos mujeres que servimos de vehículo para ayudar a otras mujeres”, dice su directora Olga Sánchez, quien ha estado presente desde su fundación.

El compromiso de sus integrantes fue denunciar la discriminación y la violencia que sufrían varias mujeres colombianas. Durante el gobierno de Belisario Betancur participaron en los diálogos de paz. Posteriormente lideraron, en conjunto con el Colectivo Mujeres de Bogotá, la iniciativa para reformar la Constitución de 1886. En los noventa impulsaron los debates de la preconstituyente y la constituyente.

Además, participaron activamente en las discusiones del primer Consejo Nacional de Planeación en 1994 y en el proceso político que dio vida jurídica a la Dirección Nacional de Equidad para las Mujeres.

“Hemos logrado todo –dice Olga Sánchez– gracias al apoyo de otras mujeres comprometidas con el país. Trabajamos en 12 departamentos para potenciar procesos organizativos y capacidades para permitirle al género femenino exigir al Estado, mejores condiciones de vida”.

En los últimos años, la organización ubicada en Bogotá, se ha dedicado a visibilizar la violencia contra la mujer en el conflicto, por medio de documentos e investigaciones. Gracias a su aporte, la Corte Constitucional reconoció, en la jurisprudencia, que las mujeres sufrían situaciones de vulnerabilidad en el conflicto. Reconstruir la memoria histórica ha sido otra de sus líneas de trabajo, que pretende rescatar narrativas desde el punto de vista femenino.

Durante las últimas tres décadas, han desarrollado un modelo de atención a mujeres, que fortalece la confianza y el autocuidado. Más de 60 mil personas han sido asesoradas por la organización.

La Casa de la mujer se ha convertido en un centro fundamental para el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos y para el fortalecimiento de la autonomía de la mujer. Esta organización es una de las nominadas al Premio Tributo Semana Royal Salute 2014.