Teresa Gómez supo que quería ser pianista a los tres años de edad y superó los mayores obstáculos para aprender a tocar este instrumento y entregar su vida por completo a la música.
Su historia es increíble. Siendo bebé su madre la abandonó en la puerta del Instituto de Bellas Artes de Medellín, y allí la acogieron sus padres adoptivos, que trabajaban como conserjes del edificio. Teresa Gómez creció en medio de ese ambiente cultural: de día se escondía entre los salones para escuchar las clases que recibían las niñas. Y en la noche trataba de reproducir las melodías. En esos pequeños momentos el piano era suyo y no importaba que fuera pobre ni que su piel fuera negra. Porque hacer música es el derecho de los apasionados: Teresa Gómez ya estaba enamorada del piano, y el piano estaba enamorado de ella.
Cuando tenía cuatro años, la profesora del Instituto, Marta Agudelo, la descubrió tocando a escondidas y comenzó a darle clases, en secreto, un día por semana. Más tarde la maestra italiana Anna María Penella nutrió su educación musical. Y a los 15 años apareció en su vida María Currea de Aya, una mujer providencial que apoyó su carrera y le cambió, finalmente, la vida.
La llevó a Bogotá, la inscribió en un internado y durante las tardes aprendía piano. Regresó a Medellín a los 18 años, finalizó sus estudios de música en la Universidad de Antioquia y se graduó como concertista y profesora de piano summa cum laude. Tocó en la Ópera de Medellín y en la de Colombia y en los años setenta hizo parte de la Orquesta Sinfónica de Jeleniej Górze, en Polonia. En 1983 fue nombrada agregada cultural en Alemania. Es profesora emérita de la Universidad de Antioquia y docente en diferentes universidades del país.
Ya jubilada, su compromiso con la docencia continúa. En su casa, donde tiene tres pianos de cola que sus admiradores le han regalado, realiza conciertos privados para divulgar los logros de jóvenes talentos.
Su pasión por el piano ha vencido el racismo y los prejuicios sociales. El trabajo de Teresa Gómez como música, gestora cultural y docente son razones, más que suficientes, para ser una de las ganadoras del Tributo Semana Royal Salute 2014.